Una amiga corredora me preguntó recientemente cuánto ponía en 10k y no supe qué responderle. La única fecha que competimos en el campeonato de la AAU que sabemos con certeza que tenía esa distancia (Coyotes) contaba con tres duros repechos por J.Ma. Sosa (calle al norte del club de Golf de Montevideo) que obligan a desestimar sus resultados como promedio en la distancia.
En la pista oficial de atletismo, los corredores amateur no participan por el evidente ridículo que significaría y quizás, más que por la vergüenza, por la molestia que ocasionaría la llegada demorada al inicio de otras actividades. Fuera de las competencias, no está permitido correr por el carril 1 y es muy difícil saber (por más que se conozcan las medidas adicionales de cada carril) cuántas vueltas y metros menos exactos habría que dar para finalizar 10 k por los andariveles 7 u 8.
Sería adecuado que en vez de organizar las fechas del campeonato anual de calle según un recorrido y luego medirlo, se partiera de medir una determinada distancia (con el mismo instrumento válido para todas las carreras) y luego ajustar el recorrido a ésta.
La variedad hace al gusto y prepara mejor al atleta
De no ser todas las competencias de la misma distancia (para poder cotejar y evaluar los rendimientos), parece interesante pensar en una mayor variedad: por ejemplo, de 5, 8, 10 y 15 kms.
Las carreras de 5k, mucho más frecuentes al nivel internacional (basta observar las promociones de carrera de Argentina o Estados Unidos por internet), permiten que quien recién se inicia en el deporte no sienta la depresión de "tener que caminar" y sentirse un poste a la vez de realizar un acercamiento más gradual a la actividad atlética.
Sería bueno habilitar, por ejemplo, que los mayores pudieran competir también en 5 kms. Impedimentos por razones de seguridad con los menores no habría ya que actualmente los niños y jóvenes largan en masa mientras los corredores de avanzada los tienen que ir adelantando y esquivando. Habría que ver un sistema de compatibilidad en los promedios para que el campeonato anual permitiera intercalar ambas posibilidades.
Hay corredores que disfrutan de distancias más cortas. Obviamente, éstas trabajan diferentes capacidades aeróbicas que en distancias mayores por lo que, matizadas con otras carreras más extensas, seguramente habilitan una preparación más holística para los atletas amateurs.
Por último, las carreras breves son más económicas, no es necesario contar con tantos puestos de hidratación, no se requieren cortes prolongados de tránsito y pueden realizarse por lo tanto en circuitos más visibles o promocionales de la actividad promoviendo una mayor aceptación del deporte.
¿La maestra nos mentía?
Entre aquel territorio con clima templado y de semi-llanura que nos presentaba la primaria y el sur explorado por el campeonato anual de la Agrupación de Atletas del Uruguay hay una diferencia relevante. Pocas son las fechas sin obstáculos extra al de la distancia a recorrer. Para mencionar ejemplos:
1) COETC: largo y pronunciado repecho de J.Batlle y Ordóñez desde la rambla hasta 8 de octubre en una jornada calurosa.
2) Pando: un largo regreso apenas empinado en un día caluroso. Una de las etapas de mayor travesía en el recorrido.
3) Guardia Metropolitana: un gran repecho por Magallanes desde la rambla a 18 de julio con un tiempo aún caluroso.
4) Juventus: interesante etapa por la rambla con algún viento cruzado al regreso desde el edif. Mercosur hasta Paraguay y el leve repecho frente al dique Mauá.
5) Montes: primer gélido día en un circuito con repechos, baches y una intermitente y molesta lluvia (para algunos).
6) Mauá: dos largas subidas por Cno. Castro y Molinos de Raffo hasta el tobogán de Ma. Orticoechea.
7) Tala: otro Fartlek invernal, con ripio húmedo, algunos baches y repechos varios.
8) Cutcsa/Nautilus: otra interesante travesía con dos leves repechos a la altura del dique Mauá y algo de viento cruzado.
9) Atletas del Sur: Nueve (9) repechos en tres vueltas por el parque Batlle.
10) Coyotes: tres subidas de J.Ma. Sosa para una carrera de marco atractivo.
11) Liceo militar (Zapadores): dos subidas al ex hotel Del Prado y repechos bordeando la rural y en Cno. Castro.
12) Bulevares: leves subidas en una carrera con adecuado asfalto en gran parte donde la mayoría de los corredores logra buenos promedios.
13) San Jacinto: la furia de Eolo previa al temporal del 23 de agosto con repechos y bastante fartlek.
14) Sub Oficiales Navales: tres importantes repechos por Alzáibar en circuito por la Ciudad Vieja.
15) Durazno: dos repechos largos hacia el centro de la ciudad con un clima cálido.
16) colegio Cervantes: nuevamente numerosos repechos por el parque Batlle.
17) Subida al Cerro de Montevideo a mediados del cálido octubre.
En definitiva, sólo señalando fechas del campeonato de la AAU (sin contar por ejemplo los casos de San José, Florida, Minas), parece difícil evaluar si es que la maestra no decía la verdad o si nuestros espíritus y fortalezas son puestas a prueba como ejemplo resiliencia y superación.
Este espacio ha sido creado para promover rápidamente las actividades de la agrupación Atletas del Prado. Para mayor información, invitamos a visitar nuestro sitio web www.atletasdelprado.tk
sábado, octubre 15, 2005
domingo, octubre 09, 2005
Nada peor que comenzar un día al que le han hurtado impunemente una hora.
8.30 (en realidad 7:30). Doble preparativo: aprontar las cosas para la carrera prevista y esperar observar por internet el inicio de la maratón de Buenos Aires, que ocurrió ocho minutos después. A ojo de cubero, el último competidor en pasar por el arco de largada en la avenida 9 de julio lo hizo tres minutos y medio después del primero. (A la hora de finalizar esta crónica, en www.tn.com.ar aún se podían observar resúmenes de los preparativos para la largada.)
En Montevideo, una actividad bien distinta. Mientras se pensaba en los compañeros y amigos en sus primeros esfuerzos y ahogos en la city porteña, se partió a la pista de atletismo, donde los menores sub 16 iniciaban 9:30 sus pruebas. Los varones realizaron una emocionante carrera de 2.000 mts. (cinco vueltas a la gran calesita) con un tiempo aproximado a 6:25, carrera ganada por Martín Piquerez, estrenando sus 15 años.
Con su padre al mando y algún otro invitado, se partió en auto rumbo a La Teja. El punto de arribo fue el merendero "Ogum das matas", ubicado en el garage de una casa de esta barriada de clase media y media y baja pero con gran espíritu. Luego de la inscripción y de constatar una buena organización (numerosa y atenta a los imprevistos), se marchó en caminata o trote hacia el Prado, apenas cruzando el viaducto.
Unos 190 corredores más sus acompañantes le dieron un marco interesante a los preparativos. El inicio se demoró 40 minutos ya que los organizadores entendieron que algunos competidores no tenían idea si el cambio de horario se aplicaba o no a la jornada.
La punta de la carrera no sufrió demasiado la ausencia de algunos pocos corredores de élite que se encontrarían en la fecha de la Confederación Atlética del Uruguay (CAU) en Paso de la Arena. De hecho, la victoria de Martín Mañana en los 8.400 metros con poco más de 26 minutos (a pesar de los sensibles repechos) fue señal de ello. Víctor Viera, en su doble carácter de co-organizador y corredor, no se quedó atrás y obtuvo el segundo puesto.
Como observación, quizás el tan mentado Ministerio de Deporte y Juventud podría ingerir en algo para que la diversidad, que siempre es buena, no sea sin embargo excesiva: los Zamora padre e hijo mayor en una carrera en Río Negro, los menores en la pista, otros juveniles en una actividad internacional en la rambla del parque Rodó, más de cien representantes en la maratón de Buenos Aires, otros valientes se habían desplazado el sábado a Florida y también compitieron el domingo, gran parte de los federados fueron al Santa Lucía y otros asistimos a esta jornada en el Prado.
Los puestos de agua fueron ideales para una carrera con dos importantes repechos a repetir (la subida desde el arroyo Miguelete al ex hotel Del Prado y la del costado Oeste de la Rural). El cielo estuvo abierto en todo momento pero el Prado siempre deja unas buenas sombras para refugiarse.
Luego de la carrera, nuevamente a las alturas de La Teja. Una muy buena organización de la comunidad del merendero permitió un muy variado sorteo, con una espera de la premiación con alimentos a módico precio (con insumos donados por empresas) a beneficio del merendero, grupos de adolescentes con baile y canto y una posterior entrega de medallas y trofeos a los cinco primeros de cada categoría bien dispuesta a subsanar algunos pocos errores comprensibles para una tarea tan manual como diversa.
En suma, una jornada muy agradable que permitió mantenernos activos y hasta mejorar tiempos, ayudar a un merendero bien defendido por su gente y, sobre todo, disfrutar de una jornada primaveral que, a pesar de la mella sobre los físicos tan machacados en esta época del año, reunió varios efectos y afectos para una gurisada que tanto lo precisa.
8.30 (en realidad 7:30). Doble preparativo: aprontar las cosas para la carrera prevista y esperar observar por internet el inicio de la maratón de Buenos Aires, que ocurrió ocho minutos después. A ojo de cubero, el último competidor en pasar por el arco de largada en la avenida 9 de julio lo hizo tres minutos y medio después del primero. (A la hora de finalizar esta crónica, en www.tn.com.ar aún se podían observar resúmenes de los preparativos para la largada.)
En Montevideo, una actividad bien distinta. Mientras se pensaba en los compañeros y amigos en sus primeros esfuerzos y ahogos en la city porteña, se partió a la pista de atletismo, donde los menores sub 16 iniciaban 9:30 sus pruebas. Los varones realizaron una emocionante carrera de 2.000 mts. (cinco vueltas a la gran calesita) con un tiempo aproximado a 6:25, carrera ganada por Martín Piquerez, estrenando sus 15 años.
Con su padre al mando y algún otro invitado, se partió en auto rumbo a La Teja. El punto de arribo fue el merendero "Ogum das matas", ubicado en el garage de una casa de esta barriada de clase media y media y baja pero con gran espíritu. Luego de la inscripción y de constatar una buena organización (numerosa y atenta a los imprevistos), se marchó en caminata o trote hacia el Prado, apenas cruzando el viaducto.
Unos 190 corredores más sus acompañantes le dieron un marco interesante a los preparativos. El inicio se demoró 40 minutos ya que los organizadores entendieron que algunos competidores no tenían idea si el cambio de horario se aplicaba o no a la jornada.
La punta de la carrera no sufrió demasiado la ausencia de algunos pocos corredores de élite que se encontrarían en la fecha de la Confederación Atlética del Uruguay (CAU) en Paso de la Arena. De hecho, la victoria de Martín Mañana en los 8.400 metros con poco más de 26 minutos (a pesar de los sensibles repechos) fue señal de ello. Víctor Viera, en su doble carácter de co-organizador y corredor, no se quedó atrás y obtuvo el segundo puesto.
Como observación, quizás el tan mentado Ministerio de Deporte y Juventud podría ingerir en algo para que la diversidad, que siempre es buena, no sea sin embargo excesiva: los Zamora padre e hijo mayor en una carrera en Río Negro, los menores en la pista, otros juveniles en una actividad internacional en la rambla del parque Rodó, más de cien representantes en la maratón de Buenos Aires, otros valientes se habían desplazado el sábado a Florida y también compitieron el domingo, gran parte de los federados fueron al Santa Lucía y otros asistimos a esta jornada en el Prado.
Los puestos de agua fueron ideales para una carrera con dos importantes repechos a repetir (la subida desde el arroyo Miguelete al ex hotel Del Prado y la del costado Oeste de la Rural). El cielo estuvo abierto en todo momento pero el Prado siempre deja unas buenas sombras para refugiarse.
Luego de la carrera, nuevamente a las alturas de La Teja. Una muy buena organización de la comunidad del merendero permitió un muy variado sorteo, con una espera de la premiación con alimentos a módico precio (con insumos donados por empresas) a beneficio del merendero, grupos de adolescentes con baile y canto y una posterior entrega de medallas y trofeos a los cinco primeros de cada categoría bien dispuesta a subsanar algunos pocos errores comprensibles para una tarea tan manual como diversa.
En suma, una jornada muy agradable que permitió mantenernos activos y hasta mejorar tiempos, ayudar a un merendero bien defendido por su gente y, sobre todo, disfrutar de una jornada primaveral que, a pesar de la mella sobre los físicos tan machacados en esta época del año, reunió varios efectos y afectos para una gurisada que tanto lo precisa.
martes, octubre 04, 2005
Entre lo real y lo percibido
Conocemos del mundo lo que vemos de él o, mejor dicho, lo que los medios de comunicación nos dejan percibir de él. Esto nos lleva a creer concienzudamente que el mundo es esa imagen lejana que se nos presenta y no lo que vivimos día a día.
En la era posmoderna, consumimos artículos que nunca creímos que necesitaríamos pero que alguna publicidad o un efusivo conductor se encargó de transformar en imprescindibles para nuestras vidas. Al mismo tiempo, estamos al tanto de la cantidad de muertos que dejó una bomba en Bagdag o de cuánto tiempo vive una mangosta en la India. La impresión que poseemos es que, en un mundo tan globalizado, no hay nada que ocurra aun ya sea del otro lado del planeta que no sabremos en poco tiempo.
La consecuencia paradojal de este extraño fenómeno es que chateamos o estamos informados de los sentimientos más personales de un tailandés que casualmente encontramos en internet pero desconocemos absolutamente lo que siente y le pasa al vecino del apartamento contiguo al nuestro, del cual obviamente desconocemos quizás hasta su nombre. En cambio, del tailandés seguramente sabemos hasta sus más recónditos deseos y prejuicios al punto tal que lo consideramos uno más de la familia.
Los medios nos impregnan esta cultura posmoderna aún de formas más sutiles a través de la selección de la información. No todo es útil a los transmisores de datos. Un viejo leit motiv del periodismo sostiene que no todo es noticiable. "No es noticia que un perro muerda a un hombre; es noticia lo inverso: que un hombre lo haga".
De esta forma, un poco por la extravagante cultura contemporánea de una era globalizada y otro tanto por la concepción noticiosa de nuestros medios de comunicación, el público acaba desconociendo arbitrariamente lo que ocurre en sus propias comunidades.
Que en Montevideo más de 650 personas se atavíen semana a semana de corredores y hasta algunos cometan la osadía y el denuedo de realizar registros muy veloces parece ser socialmente tan importante como la vida del vecino o su nombre. En cambio, cuando ponemos algunos canales los domingos de noche, nos satisfacemos viendo el porrazo estrepitoso de un nepalés cuya bicicleta de montaña tropezó en algún bosque perdido de Birmania a 45 kms por hora u observamos en la semana cómo un ladrón muere estrepitosamente al chocar su vehículo conduciendo a máxima velocidad a contramano en una autopista de Virginia.
Posiblemente los productores de medios reafirmen con una estadística de opinión pública esta elección. Sostendrán por ejemplo que la noticia por lejos de la maratón de México de 2005 no fue la imponente cantidad de participantes o la que llegó tras un irrepetible esfuerzo sino el pobre desgraciado que a 700 mts. de largar murió asfixiado con un chicle sin haber dado siquiera los pasos suficientes para alcanzar el primer puesto sanitario.
Nuestra realidad
Han comenzado las pre inscripciones para la corrida Nike de 10 k del 3 de diciembre. En el primer día de octubre, sólo por algún mail y el "boca a boca", se registraron más de 160 personas. A la fecha, se ha duplicado la cifra. Obviamente, varios hemos sido de los primeros en registrarnos aún sabiendo que implicará un costo de $100 y $120. De hecho, no hay dudas que se alcanzará el tope propuesto por la organización de 5.000 personas; un tope que imagino debe contemplar los 550.000 pesos promedio que la empresa puede obtener sin demasiada inversión.
No se ha señalado aún que haya una finalidad benéfica como en el caso de la carrera de Nativa ni tampoco se mencionó la existencia de medallas a determinado número de corredores. Sólo se pidió el talle de una remera que exigirán colocarse para un spot publicitario de gente corriendo como un río del color identificatorio de la empresa que les permita que, además de ese dinero, ésta pueda seguir facturando posteriormente a través de esas imágenes. A cambio, algunas zapatillas de la compañía servirán de premio y trofeos a los primeros de cada categoría.
Sin embargo, todos los corredores seguramente estaremos. Porque es la forma de respetar nuestro designio. De hecho, sea la hora que sea, si uno va a la rambla costanera, al cantero de las avenidas Italia, Varela, al Prado o a otros parques, seguramente encontrará simultáneamente más gente practicando este deporte que la que habrá a la misma hora jugando EL deporte nacional: el fútbol. Es interesante pensar que comparativamente cada domingo la cantidad de personas que corre solamente en las fechas de la Agrupación de Atletas del Uruguay (AAU) equivale a 70 partidos simultáneos de fútbol de salón.
En los periódicos seguramente encontraremos varias páginas con ríos de tinta sobre el agotamiento muscular de Paolo Montero y, si encendemos la radio, escucharemos varios programas discutiendo si el nuevo auto que le regalaron a Diego Forlán por ser el goleador español le quedará mejor pedirlo en amarillo o en celeste.
Lo curioso es que siendo éste un país exitista todavía parece válido vivir del recuerdo de Maracaná y eso justifica una gran inversión en la difusión y producción de estos acontecimientos. En tanto, cada vez que es necesario financiar a un atleta destacado para enviarlo como representante uruguayo a la ciudad de Rosario a un campeonato sudamericano en Argentina ("cruzando el charco") hay prácticamente que abrir un 0900.
Lo que sucede es que política y comercialmente algunos deportes no existen. Sólo tendrán existencia cuando excepcionalmente algún atrevido joven que desconozca esta concepción implícita, como por ejemplo Andrés Silva, a pesar del escaso apoyo, logra encender el "alma celeste" con sus medallas de oro y plata. Entonces le llamarán "pies alados" y hablarán algunos minutos de la garra de unos charrúas que exterminamos hace cientos de años. Allí sí surgirán muchos Figuretti junto a él enseñando a cronistas gráficos con asombrosa naturalidad sus logos y sonrisas.
Es notorio que la empresa Salus apostó una fuerte suma de dinero a una pauta publicitaria de la primera Corrida de las Sierras -tanto así que aun dos días luego de finalizada la carrera se veían spots anunciándola-. Sin embargo, como mínimo, el 85% de los corredores que asistieron pertenecía a una agrupación de atletas que semana a semana desarrollan su actividad casi en el anonimato y que, para colmo, hubieran ido incluso si no hubiera existido tanto gasto publicitario.
Anecdóticamente, en ese podio, cuando Andrés Zamora fue premiado por su primer puesto, dos personas de la empresa le pidieron insistentemente que se retirase el logo de Nativa o se cambiara la remera. Inteligentemente, el atleta respondió que no tenía otra y que además no podía hacerlo. Puede entenderse que la compañía que invirtió tanto en publicidad (quizás excesivamente para los logros finales de incorporar un numeroso público extra AAU) haya pretendido tener la foto del campeón con su logo. Sin embargo, no se puede opacar que otra empresa arriesgó a financiarle su entrenamiento todo el año. Por ello, aquella solicitud de que renunciara a ese merecido destaque sonó tan ridícula como si Coca-Cola le hubiera pedido al Club Nacional de Fútbol que se sacara la camiseta con el logo de Pepsi cuando obtuvo el campeonato uruguayo que patrocinó.
A pesar de ello, debe reconocérsele a estas empresas jugarse a apoyar al menos una fecha al año de las competencias de atletismo. A un mes y medio, Nativa ha comenzado a invertir en cartelería en vía pública para promocionar la carrera M4. Es que, más allá de si es redituable a corto plazo producir la competencia, fue evidente en las últimas ediciones que hay público más que suficiente (6.000 personas en 2004). Es obvio que, al apoyar estas corridas, se genera una asociación a largo plazo muy fuerte de la gente con la empresa; a tal punto es que ya no se habla de "la M4" sino que comienza a ser para todos "la Nativa".
Esta asociación o posicionamiento del logo con la gente es central. Usamos "championes", nos afeitamos con la "gillete", pedimos que nos alcancen una "Coca" de la heladera aunque en realidad nos guste más Pepsi, entre otras varias decenas de ejemplos de asociaciones del nombre del producto con el concepto global.
"Paso de los Toros" ya ha entendido la propuesta y, aún en el interior del país, también ha corrido con este tipo de inversión a largo plazo con la carrera D48 en parejas. No se entiende entonces cómo cuesta tanto que otras compañías transnacionales de difusión ampliamente masiva se jueguen a apoyar estos mal denominados "deportes menores" tan concurridos.
El pasado domingo 2 de octubre más de 650 heterogéneos competidores de todas las edades y características desarrollaron una actividad muy agradable en el Prado organizada por la agrupación Corredores del Prado y la plaza de deportes nro. 7. Por un lado, se realizó una corrida de 10 kilómetros, dando dos vueltas a un circuito que incluía, entre otros, el pasaje por el interior del botánico. También existió una correcaminata promocional de 5 k, en la cual participaron incluso vecinos de la zona con bolsas de feria, personas con bastones y otros con sus familias completas. Una jornada muy amena y bien organizada en un marco climático ideal. Sin embargo, si no hubiera sido por intereses comerciales de la empresa Abitab que apoyó y promocionó el evento, la difusión de los medios hubiera inexistido.
En lo personal, hasta el año pasado concebía que correr era una actividad recreativa que se centraba en prepararme para una vez al año probar suerte en la M4, la San Felipe y Santiago o la San Fernando en Maldonado. De ninguna manera imaginé que habría un mar de personas que semana a semana, con esfuerzos personales, familiares, económicos, se divierte, comparte y experimenta las bondades de un deporte que mantiene activos cuerpo y mente; un núcleo humano tan heterogéneo como unido que, más allá de las diversas agrupaciones o denominaciones, comparte tanto en común.
Posiblemente no imaginaba esa realidad por este extraño designio mediático que separa lo real de lo percibido y que podrá atribuirse a lo global del mundo posmoderno, al extraño concepto de noticia que debemos acatar o a una cerrada perspectiva empresarial a la que le cuesta arriesgarse a apoyar una actividad por pensar en réditos a corto plazo. Sin embargo, parece quedar claro que, difusión mediante o no, los deportes están y, en este caso, los cientos de corredores también. Lo que falta es un poco de audacia mediática para lograr una mayor comunicación con una población a la que a veces sólo le falta un empujoncito, un aviso, una imagen, pero a la que a pesar de ello nunca le faltan voces que le indiquen políticamente que el deporte es salud.
Procuremos comunicar más para educarnos mejor.
En la era posmoderna, consumimos artículos que nunca creímos que necesitaríamos pero que alguna publicidad o un efusivo conductor se encargó de transformar en imprescindibles para nuestras vidas. Al mismo tiempo, estamos al tanto de la cantidad de muertos que dejó una bomba en Bagdag o de cuánto tiempo vive una mangosta en la India. La impresión que poseemos es que, en un mundo tan globalizado, no hay nada que ocurra aun ya sea del otro lado del planeta que no sabremos en poco tiempo.
La consecuencia paradojal de este extraño fenómeno es que chateamos o estamos informados de los sentimientos más personales de un tailandés que casualmente encontramos en internet pero desconocemos absolutamente lo que siente y le pasa al vecino del apartamento contiguo al nuestro, del cual obviamente desconocemos quizás hasta su nombre. En cambio, del tailandés seguramente sabemos hasta sus más recónditos deseos y prejuicios al punto tal que lo consideramos uno más de la familia.
Los medios nos impregnan esta cultura posmoderna aún de formas más sutiles a través de la selección de la información. No todo es útil a los transmisores de datos. Un viejo leit motiv del periodismo sostiene que no todo es noticiable. "No es noticia que un perro muerda a un hombre; es noticia lo inverso: que un hombre lo haga".
De esta forma, un poco por la extravagante cultura contemporánea de una era globalizada y otro tanto por la concepción noticiosa de nuestros medios de comunicación, el público acaba desconociendo arbitrariamente lo que ocurre en sus propias comunidades.
Que en Montevideo más de 650 personas se atavíen semana a semana de corredores y hasta algunos cometan la osadía y el denuedo de realizar registros muy veloces parece ser socialmente tan importante como la vida del vecino o su nombre. En cambio, cuando ponemos algunos canales los domingos de noche, nos satisfacemos viendo el porrazo estrepitoso de un nepalés cuya bicicleta de montaña tropezó en algún bosque perdido de Birmania a 45 kms por hora u observamos en la semana cómo un ladrón muere estrepitosamente al chocar su vehículo conduciendo a máxima velocidad a contramano en una autopista de Virginia.
Posiblemente los productores de medios reafirmen con una estadística de opinión pública esta elección. Sostendrán por ejemplo que la noticia por lejos de la maratón de México de 2005 no fue la imponente cantidad de participantes o la que llegó tras un irrepetible esfuerzo sino el pobre desgraciado que a 700 mts. de largar murió asfixiado con un chicle sin haber dado siquiera los pasos suficientes para alcanzar el primer puesto sanitario.
Nuestra realidad
Han comenzado las pre inscripciones para la corrida Nike de 10 k del 3 de diciembre. En el primer día de octubre, sólo por algún mail y el "boca a boca", se registraron más de 160 personas. A la fecha, se ha duplicado la cifra. Obviamente, varios hemos sido de los primeros en registrarnos aún sabiendo que implicará un costo de $100 y $120. De hecho, no hay dudas que se alcanzará el tope propuesto por la organización de 5.000 personas; un tope que imagino debe contemplar los 550.000 pesos promedio que la empresa puede obtener sin demasiada inversión.
No se ha señalado aún que haya una finalidad benéfica como en el caso de la carrera de Nativa ni tampoco se mencionó la existencia de medallas a determinado número de corredores. Sólo se pidió el talle de una remera que exigirán colocarse para un spot publicitario de gente corriendo como un río del color identificatorio de la empresa que les permita que, además de ese dinero, ésta pueda seguir facturando posteriormente a través de esas imágenes. A cambio, algunas zapatillas de la compañía servirán de premio y trofeos a los primeros de cada categoría.
Sin embargo, todos los corredores seguramente estaremos. Porque es la forma de respetar nuestro designio. De hecho, sea la hora que sea, si uno va a la rambla costanera, al cantero de las avenidas Italia, Varela, al Prado o a otros parques, seguramente encontrará simultáneamente más gente practicando este deporte que la que habrá a la misma hora jugando EL deporte nacional: el fútbol. Es interesante pensar que comparativamente cada domingo la cantidad de personas que corre solamente en las fechas de la Agrupación de Atletas del Uruguay (AAU) equivale a 70 partidos simultáneos de fútbol de salón.
En los periódicos seguramente encontraremos varias páginas con ríos de tinta sobre el agotamiento muscular de Paolo Montero y, si encendemos la radio, escucharemos varios programas discutiendo si el nuevo auto que le regalaron a Diego Forlán por ser el goleador español le quedará mejor pedirlo en amarillo o en celeste.
Lo curioso es que siendo éste un país exitista todavía parece válido vivir del recuerdo de Maracaná y eso justifica una gran inversión en la difusión y producción de estos acontecimientos. En tanto, cada vez que es necesario financiar a un atleta destacado para enviarlo como representante uruguayo a la ciudad de Rosario a un campeonato sudamericano en Argentina ("cruzando el charco") hay prácticamente que abrir un 0900.
Lo que sucede es que política y comercialmente algunos deportes no existen. Sólo tendrán existencia cuando excepcionalmente algún atrevido joven que desconozca esta concepción implícita, como por ejemplo Andrés Silva, a pesar del escaso apoyo, logra encender el "alma celeste" con sus medallas de oro y plata. Entonces le llamarán "pies alados" y hablarán algunos minutos de la garra de unos charrúas que exterminamos hace cientos de años. Allí sí surgirán muchos Figuretti junto a él enseñando a cronistas gráficos con asombrosa naturalidad sus logos y sonrisas.
Es notorio que la empresa Salus apostó una fuerte suma de dinero a una pauta publicitaria de la primera Corrida de las Sierras -tanto así que aun dos días luego de finalizada la carrera se veían spots anunciándola-. Sin embargo, como mínimo, el 85% de los corredores que asistieron pertenecía a una agrupación de atletas que semana a semana desarrollan su actividad casi en el anonimato y que, para colmo, hubieran ido incluso si no hubiera existido tanto gasto publicitario.
Anecdóticamente, en ese podio, cuando Andrés Zamora fue premiado por su primer puesto, dos personas de la empresa le pidieron insistentemente que se retirase el logo de Nativa o se cambiara la remera. Inteligentemente, el atleta respondió que no tenía otra y que además no podía hacerlo. Puede entenderse que la compañía que invirtió tanto en publicidad (quizás excesivamente para los logros finales de incorporar un numeroso público extra AAU) haya pretendido tener la foto del campeón con su logo. Sin embargo, no se puede opacar que otra empresa arriesgó a financiarle su entrenamiento todo el año. Por ello, aquella solicitud de que renunciara a ese merecido destaque sonó tan ridícula como si Coca-Cola le hubiera pedido al Club Nacional de Fútbol que se sacara la camiseta con el logo de Pepsi cuando obtuvo el campeonato uruguayo que patrocinó.
A pesar de ello, debe reconocérsele a estas empresas jugarse a apoyar al menos una fecha al año de las competencias de atletismo. A un mes y medio, Nativa ha comenzado a invertir en cartelería en vía pública para promocionar la carrera M4. Es que, más allá de si es redituable a corto plazo producir la competencia, fue evidente en las últimas ediciones que hay público más que suficiente (6.000 personas en 2004). Es obvio que, al apoyar estas corridas, se genera una asociación a largo plazo muy fuerte de la gente con la empresa; a tal punto es que ya no se habla de "la M4" sino que comienza a ser para todos "la Nativa".
Esta asociación o posicionamiento del logo con la gente es central. Usamos "championes", nos afeitamos con la "gillete", pedimos que nos alcancen una "Coca" de la heladera aunque en realidad nos guste más Pepsi, entre otras varias decenas de ejemplos de asociaciones del nombre del producto con el concepto global.
"Paso de los Toros" ya ha entendido la propuesta y, aún en el interior del país, también ha corrido con este tipo de inversión a largo plazo con la carrera D48 en parejas. No se entiende entonces cómo cuesta tanto que otras compañías transnacionales de difusión ampliamente masiva se jueguen a apoyar estos mal denominados "deportes menores" tan concurridos.
El pasado domingo 2 de octubre más de 650 heterogéneos competidores de todas las edades y características desarrollaron una actividad muy agradable en el Prado organizada por la agrupación Corredores del Prado y la plaza de deportes nro. 7. Por un lado, se realizó una corrida de 10 kilómetros, dando dos vueltas a un circuito que incluía, entre otros, el pasaje por el interior del botánico. También existió una correcaminata promocional de 5 k, en la cual participaron incluso vecinos de la zona con bolsas de feria, personas con bastones y otros con sus familias completas. Una jornada muy amena y bien organizada en un marco climático ideal. Sin embargo, si no hubiera sido por intereses comerciales de la empresa Abitab que apoyó y promocionó el evento, la difusión de los medios hubiera inexistido.
En lo personal, hasta el año pasado concebía que correr era una actividad recreativa que se centraba en prepararme para una vez al año probar suerte en la M4, la San Felipe y Santiago o la San Fernando en Maldonado. De ninguna manera imaginé que habría un mar de personas que semana a semana, con esfuerzos personales, familiares, económicos, se divierte, comparte y experimenta las bondades de un deporte que mantiene activos cuerpo y mente; un núcleo humano tan heterogéneo como unido que, más allá de las diversas agrupaciones o denominaciones, comparte tanto en común.
Posiblemente no imaginaba esa realidad por este extraño designio mediático que separa lo real de lo percibido y que podrá atribuirse a lo global del mundo posmoderno, al extraño concepto de noticia que debemos acatar o a una cerrada perspectiva empresarial a la que le cuesta arriesgarse a apoyar una actividad por pensar en réditos a corto plazo. Sin embargo, parece quedar claro que, difusión mediante o no, los deportes están y, en este caso, los cientos de corredores también. Lo que falta es un poco de audacia mediática para lograr una mayor comunicación con una población a la que a veces sólo le falta un empujoncito, un aviso, una imagen, pero a la que a pesar de ello nunca le faltan voces que le indiquen políticamente que el deporte es salud.
Procuremos comunicar más para educarnos mejor.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)