Este espacio ha sido creado para promover rápidamente las actividades de la agrupación Atletas del Prado. Para mayor información, invitamos a visitar nuestro sitio web www.atletasdelprado.tk

jueves, setiembre 29, 2005

Sobre la noche, el calor y los amigos

Uno de los principales legados de las actividades grupales son los afectos. El ser humano consume adictivamente cariño. Aún el más hosco y taciturno de los mortales se aferra con uñas y dientes al apego de la simpatía y amistad. Sin lugar a dudas, de las cosas más interesantes que a todos los Atletas del Prado nos ha sucedido es conocernos y compartir momentos. Pareciera muchas veces que las carreras y entrenamientos son meras excusas para ese reencuentro.

Eran 19 horas en punto cuando el poste indicador de lo 4000 mts. comenzó a poblarse. Calentamiento va, calentamiento viene, se arrancó como es habitual hacia el Este (playas hay en toda la costa del país pero vaya a saberse por qué siempre el turismo rumbea hacia allí; quizás por la misma excusa de saber que es más factible encontrarse).

Algunos grupos de corredores como Los Correcaminos (a quienes cruzamos a poco de largar en su punto de encuentro a la altura del Pta. Carretas Shopping) optan por entrenar juntos en todo el recorrido. Por acuerdo tácito, los pradenses solemos desperdigarnos en tandas. De esa forma, nadie corre solo y a la vez cada uno procura su mejor performance. Hay otros equipos que, por similares razones, nunca entrenan en conjunto. Cualquiera de los sistemas es muy válido. En nuestro caso, la opción ha resultado útil por el ritmo personal, el encuentro en sí y el "com-partir" (o "partirse con" los otros).

Durante la actividad, de la que también fueron parte Verónica y Fabiana de Corredores del Prado, se nos unió, como es habitual, el amigo Edgardo Ramos, con quien se realizó una buena cantidad de kilómetros. La mayoría hizo 12 kms yendo hasta el poste de 10.000 mts. del Club Banco Comercial y volviendo hasta el punto de inicio del poste de los 4.000 mts. frente al edificio Mercosur. Otros prefirieron algunos metros menos, disfrutando la tarde cálida.

En el camino, algunas caras conocidas: Jesús Chalela, Sergio Gorzy y sus compañeros ya referidos, varios coyotes en vuelta (incluída Micra, quien como siempre saca a entrenar a su amo) y otros Chasquis y Atletas del Sur.

Al regreso, la espera de los compañeros y los comentarios al estirar; la familia se junta nuevamente. Más tarde, algunos decicieron reponer calorías en una Cigale cercana, no fuera cosa de que alguien pensara que se estaba de dieta.

En suma, una ocasión más para que la fraternidad se junte y las piernas se mantengan alertas. Ojalá los calores que se aproximan nos permitan acrecentar aún más tan fecundos lazos.

martes, setiembre 27, 2005

Sobre la primavera y sus efectos

La primavera llega con algo más que la renovación de la naturaleza. El agotamiento causado por el calor, el provocado por el stress y la época del año, más la secuencia prolongada de carreras hacen su mella en los espíritus y físicos de los igualmente siempre bien dispuestos corredores.

Durazno fue una etapa atractiva del campeonato de la AAU por el clima (bien distinto éste por cierto a todo lo pronosticado por nuestra errática Dirección Nacional de Meteorología). Si bien el número de corredores de la AAU que finalizó fue sensiblemente menor que en otras etapas, la gurisada local completó un entorno agradable en el número de corredores y ameno en su ambiente.

Una primera observación ineludible es la cantidad de kilómetros a desarrollar para llegar al lugar. Estas carreras en el profundo interior del país llevan implícitos los sacrificios particulares y familiares del madrugón (muchas veces con pocas horas de sueño), las largas marchas en autos o ómnibus que saturan rápidamente la potabilidad de sus baños y las conversaciones siempre bien recibidas pero murmurantes al fin y al cabo, entre otras causas de náuseas y jaquecas. Todas éstas, sumadas y batidas en la procesadora andante del camino, se transforman en un caldo de tensión que en vano se espera que la carrera distienda.

Sin embargo, el ánimo por reencontrarse con los amigos, la charla fraterna, los besos (porque ese gesto hay que destacarlo, más allá de posibles rumores y peleas sonsas, las agrupaciones y los corredores se protegen y quieren) se suceden desde antes de detenerse los transportes. Se arriba finalmente al lugar. El pequeño club de barrio que nos alberga cuenta con dos pequeños baños que rápidamente ven colmada su capacidad y generan largas colas. Como a las 9:45 empieza a usarse un servicio higiénico químico, con bastante poco de higiénico y más de químico. Ésta es la hora en la que el competidor se arrepiente de aquel mate de más que sorbió en el camino o del "Juancito... tomá más agua que hoy va a hacer calor y después te deshidratás" y empieza a recorrer las calles linderas en busca de vanos arbustos a los que contribuir en su crecimiento. Algunos cuervos promocionan el baño del cementerio al final de la calle, el cual parece tiene mayores comodidades que los que sus huéspedes permanentes precisan.

Con la demora de los ómnibus de la agrupación de atletas en arribar, también las inscripciones y la carrera se dilatan. Es común escuchar algunas voces relativas a "¡Pensar que podría haberme desperezado casi una hora más!". Incluso se observa que algunos competidores que iniciaron su calentamiento habitual sobre las 9:50 o 10 están por cierto bien calientes sobre las 11:14, hora de largada.

La carrera se inicia previo arreo del ganado a las montañas de Heidi, donde el abuelo se garantiza de que en el apuro inicial de los borregos, al pegar el primer recodo, no acabe uno por inercia y fuerza "G" contra el cementerio. Al mejor estilo talense, el primer zigzag se hace atractivo, salvo algún pedregullo sobre el asfalto en las curvas que impide afirmarse mejor. Luego, el largo camino a las tierras medias en las alturas de Gondor.

Las primeras marcas divisables son confusas, no por falta de claridad sino por duplicación diferencial. Más tarde, se nos comentaría que el club organizador había realizado una marcación previa (en metros) sin saber que la delegacía del Comcar llegaría en la víspera del "evento" "al lugar de los hechos" a pintados fines tan mundanos como rastreros (midióse en kms). Se comentó que algún coyote de los Alpes y un gusano habrían pernoctado en el sitio luego de un extenuante paseo en calesita de cuatro vueltas experimentando la tecnología gps.

Correr en medio del carozo al mediodía bajo el sol equinoccial puede conducir a extraños movimientos laterales de varios plumíferos saltarines en busca de la sombra de árboles. Estos, con su regalo de brisa y protección ozónica, seguramente fueron dispuestos el día previo en una estrategia del Comcar que debió usar logística de nativos entrenados en construcción de pirámides o cibernéticamente entrenados con The Sims´s City. Lo cierto es que, si no hubiera sido por la influencia arbórea, las quemaduras de cuarto grado en algunas pieles pradenses ciertamente hubieran sido propias del ardor chernobyllesco.

Luego de visitar todas las plazas y espacios verdes de la ciudad, el bienhadado tobogán. "Todo lo que sube tiene que bajar" reza el dicho y, de esa manera,se completó el primer giro. Las carreras en circuito tienen esa sensación odiosa de... "¿otra más?" que genera cierta angustia. Es increíble como las caras a veces novedosas de las largadas multitudinarias acaban por extraños designios de la vida y el entrenamiento deparando las mismas caras de siempre a los costados. Más admirable aún es que a algunos les dé el aliento y el pescuezo para ir mirando de reojo al intentar pasar si el número de corredor que ostenta el atrevido es aquel que saldrá esa misma noche en el cinco de oro.

Es admirable observar los vanos intentos de muchos corredores por tomar una botella que se va dejando en el piso con absoluto fracaso. Ciertamente, o las hacen cada vez más pequeñas o correr provoca un estiramiento momentáneo que causa esa peculiar sensación de "óooso" vista desde atrás.

De la segunda visita a las plazas, rechina aún en la memoria el grito de "¡¡Condorito!!" desde un almacén al sureño Bariatti que provoca cierta hilaridad entre las filas nómades. La recta final en tobogán transmite toda potencia a los muslos y talones. Si no mal retienen las retinas, las exhalaciones finales encuentran una llegada con los carriles bien dispuestos detrás del arco, como parece ser lo lógico para un buen remate y final "por una cabeza".

La primera carrera con calor del año deja algunas secuelas de baja presión y latidos altos que se irán desvaneciendo minutos después con gomas masticables. Parecería importante que el cambio de hora se produzca cuanto antes o la AAU resolviese iniciar las carreras antes, a efectos de evitar riesgos innecesarios.

Es cierto que hubo en esta ciudad una mayor participación de público que en otras, alentando o participando, aunque la cobertura de los medios no pareció ser demasiado intensa.

La historia posterior a los premios artesanales y trofeos marca encuentros y fraternidades. Asados y comidas colectivas en el parque en las riveras del río Yí, algunos partidos de fútbol, juegos "a adivinar las películas" y otras chabacanerías. Autos y buses retornarían al sur en una tarde-noche muy disfrutable.

La protección del hogar depara las sorpresas de resultados promedialmente descendidos en el general de los corredores pero con distancias que explícitamente son aceptadas ya que denotan el trabajo de compañeros que dedicaron su tiempo y dinero a ello. Conviene pues atribuir las razones a las nuevas temperaturas, el enfrentamiento a subidas más extensas que intensas y a errores de percepción por comparaciones inadecuadas con resultados generosos de algunas carreras donde la diferencia seguramente fue a la inversa.

Posteriormente, consta se escucharon algunas voces difundiendo gritos tales como "No a Tala", "no a Montes", "no a Durazno", "no al pago de la deuda", "no al FMI", "no al BID", "no a la AAU, ni a la CAU, ni a la Fau" y otras noneses. Lo cierto es que los "de afuera", que bien en el "interior" están, tienen el derecho de decir que existen. El mayor inconveniente quizás sea el de exprimir bolsillos a finales de mes en agrupaciones muy heterogéneas que ya realizan esfuerzos diversos (calzados, vestimentas, cuotas, masajeadores, traslados dentro y fuera de la capital) para evitar faltar a una fecha de un campeonato que premia con su puntaje a la consistencia.

La compañera Andrea consultaba recientemente en un foro sobre la posibilidad de llevar a Minas o Durazno calzados deportivos para la gente de Tacurú.
Esta ayuda había sido propuesta por la AAU. Las paradojas de nuestro mundo actual se producen cuando, por ejemplo, constatamos que esta agrupación (que tanto bien hace a jóvenes que han encontrado una mejor forma de explotar sus ratos libres y ha generado muchos competidores de primer nivel) no puede costear tantas fechas en lugares distantes y optó a último momento por no asistir colectivamente. Y se suma a que, en muchos lugares del interior a los que se asistió en buen número con esfuerzo de tiempo y dinero por parte de los corredores, no siempre hay un acogida mínima por parte de la localidad ni de los medios. No fue el caso de Durazno, que si bien presentó un colorido interesante tampoco fue una fiesta, pero sí el de otras fechas ya señaladas.

En suma, la primavera ha entrado de improviso y sin avisar demasiado. Para crónicos dementes, la seguidilla de carreras que tuvo su último fin de semana libre entre Atletas del Sur y Coyotes (el 3 de julio) y que prosiguió luego de corrido con la media de Toledo, Stockolmo, Zapadores, Bulevares, Sendero de los Carros, San Jacinto, Independencia Nnal., SubOficiales Navales, media de Progreso, Corrida de las Sierras y Durazno, continuará el próximo domingo en el Prado, luego en La Teja (para algunos en Bs.As.), posteriormente en parque Batlle, el Cerro, en la media de Piriápolis, en la rambla con los ruteros y recién descansará una semana antes de la tan esperada Nativa.

Lo más insólito es que, como para los medios masivos no existe este deporte (excepto para casos contados con los dedos y de difusión relativa) por ser "menor", siempre hay alguno de esos 6.000 rambleros nativos (o 5.500 restantes extraAAU) que se asombra cuando se entera de que en realidad se corre buena parte del año.

Pero sí que se corre. El que tenga la duda, que le pregunte a nuestras ampollas.